Querido Fausto:
Son días importantes y difíciles para vos. Deben serlo. Es prácticamente imposible que lo sepas, y altamente improbable que los recuerdes, pero así es.
Para cuando leas esta carta, es probable que un ejército de pacoquis ya se haya encargado de eliminar los adverbios terminados en 'mente' y los gerundios, y este texto haya adquirido entonces un valor incalculable- arqueológicamente hablando. Si es así, estamos perdidos. Hay que hacer la guerrilla en la lengua, Fausto.
Pero no es esto lo que te quería decir. Según me enteré, por un blog, naciste en la madrugada del 1 de septiembre, y le ahorraste o evitaste a tu papá el dolor por la derrota de la mejor Selección Argentina de Basquet de la Historia en la semifinal del mundial, contra España, por un punto.
Dicen que las personas que nacen los días 1 tienen un carácter especial, como todas.
Tampoco.
El tipo que está parado, tercero de izquierda a derecha de tu pantalla, en la foto que está ahí abajo, es tu papá. Si bien vas a terminar odiándolo, porque para eso están los padres, te aseguro que es un tipo que posee un profundo y decisivo conocimiento de lo que le pasa a las personas en esta tierra a la que has llegado. Aprovechalo.
Y aunque no cabe la menor duda de que él empezará y terminará queriéndote, porque para eso están los hijos, me permito agregar que sé, por mis propios ojos y oídos y demás, que te esperó y te esperó como quien canta truco, con un ancho y un siete bravo, y espera la respuesta: ansioso y angustiosamente incierto, pero seguro de que no puede perder.
Querido Fausto, tal vez tengas ya trece años y estés leyendo esto después de haberte autogoogleado por primera vez, quizá queriendo saber aquello de "por qué yo soy yo y no soy otro". Así es el autogoogleo, siempre hay alguien ahí, esperando para decirte algo.
En fin. La idea era saludarte, bienvenirte y avisarte que, para cualquier cosa, tenés a los cinco latinos, como un gran tío multiforme y beodo, que te quiere.
Nos vemos,
Federico Levín, en representación del quinteto de la vida.
Son días importantes y difíciles para vos. Deben serlo. Es prácticamente imposible que lo sepas, y altamente improbable que los recuerdes, pero así es.
Para cuando leas esta carta, es probable que un ejército de pacoquis ya se haya encargado de eliminar los adverbios terminados en 'mente' y los gerundios, y este texto haya adquirido entonces un valor incalculable- arqueológicamente hablando. Si es así, estamos perdidos. Hay que hacer la guerrilla en la lengua, Fausto.
Pero no es esto lo que te quería decir. Según me enteré, por un blog, naciste en la madrugada del 1 de septiembre, y le ahorraste o evitaste a tu papá el dolor por la derrota de la mejor Selección Argentina de Basquet de la Historia en la semifinal del mundial, contra España, por un punto.
Dicen que las personas que nacen los días 1 tienen un carácter especial, como todas.
Tampoco.
El tipo que está parado, tercero de izquierda a derecha de tu pantalla, en la foto que está ahí abajo, es tu papá. Si bien vas a terminar odiándolo, porque para eso están los padres, te aseguro que es un tipo que posee un profundo y decisivo conocimiento de lo que le pasa a las personas en esta tierra a la que has llegado. Aprovechalo.
Y aunque no cabe la menor duda de que él empezará y terminará queriéndote, porque para eso están los hijos, me permito agregar que sé, por mis propios ojos y oídos y demás, que te esperó y te esperó como quien canta truco, con un ancho y un siete bravo, y espera la respuesta: ansioso y angustiosamente incierto, pero seguro de que no puede perder.
Querido Fausto, tal vez tengas ya trece años y estés leyendo esto después de haberte autogoogleado por primera vez, quizá queriendo saber aquello de "por qué yo soy yo y no soy otro". Así es el autogoogleo, siempre hay alguien ahí, esperando para decirte algo.
En fin. La idea era saludarte, bienvenirte y avisarte que, para cualquier cosa, tenés a los cinco latinos, como un gran tío multiforme y beodo, que te quiere.
Nos vemos,
Federico Levín, en representación del quinteto de la vida.
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