El Síndrome del Quinteto

Quintín se pronuncia lateralmente sobre el Quinteto en una reseña a El Síndrome de Rasputín [Editorial Negro Absoluto] de Ricardo Romero.

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Tiene imaginación Romero, tiene gracia por momentos, pero lo mejor de la novela es cierto espíritu punk, el desafío colectivo de sus marginales protagonistas a sus limitaciones personales y a la miseria social circundante, esa antesala retrofuturista del apocalipsis. El empuje solidario de los superhéroes remite al Quinteto de la muerte, el grupo literario del que Romero es parte y del que hablé en otra ocasión, cuyo propósito podría ser la creación de una alternativa literaria más bien festiva y despreocupada pero intensa, ejecutada desde los márgenes del establishment literario. Una escena simboliza el lugar desde el que Romero piensa esa empresa. Maglier se encuentra con la boletera de un cine, que lee una edición bilingüe de Las flores del mal. Escribe Romero:

—Gracias —dijo Maglier, mientras la imaginó pensando en francés. No conocía el libro pero ahora conocía a la mujer. No tenía ni la más mínima posibilidad.

Toda una definición frente a esa desconocida que encarna la Literatura con mayúscula.

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