Por Ricardo Romero
Hola muchachuelos, ¿cómo terminaron el viernes? Como me fui temprano me quedé con las palabras sin descorchar, así que ahí van, desglosadas uno por uno.
¿Molinex, querido, te levantó un poco el ánimo el pollo con cilantro, apio y arroces? Cuando me iba te vi anclado en un sillón, espero que la noche te haya dado algo de alegría, la noche “redondita” como dijeron algunos, la noche de las letras del abecedario y las otras, que son el silencio y el esfuerzo.
Amigo Funeschi, como dijeron por ahí, la rompiste. Te agarré el cachete pero tenía ganas de darte un abrazo, no lo hice porque no quería invadirte la escena. Una crónica tiene sentido cuando deja de saberse qué es lo que está cronicando, y queda el piolín desnudo que sostiene el alma. Y ahí estabas vos, personaje sosteniendo a la persona.
Maese Levín, qué pollo raro el que hiciste, raro y fuertón, pura personalidad, lo que revela que cocinaste por purísimo placer (mal que les pese a los artesanganos), de la misma manera en que escribís y vivís (incluso a pesar de vos mismo cuando te querés hacer el gruñón). Así que bailamos todos al son del pollo y tu texto doliente y pachanguero.
Capitán Gorostiza, guitarreando se llega a la luna en un barco de papel, y uno de estos días el Nene Sombra se va a mostrar y va a ser más real que todos nosotros, y eso va a estar bien.Y a vos, Romero, ¿qué te puedo decir a vos, caravana? Todo es más fácil y más difícil cuando hay amor. Cuando los amores se mezclan y hay que aprender a combinarlos, a dejar que se combinen. Por suerte lo tenés a Maglier para enseñarte algunas cosas. Por suerte siempre hay tiempo para comerse un alfajor.
¿Y a la gente qué le digo? A la gente no le digo nada, la digo porque esa es la forma de dialogar con los muchos que somos. Decirnos un poco.
La gente, la gente que cada vez llega más tarde, como si supieran que una fiesta no tiene hora de inicio para no tener que tener hora de final. Nuestra pequeña trampa de algún viernes al mes, que nos permite seguir festejando y amontonando tiempo, para nosotros y para el que quiera compartirlo. Y hay quienes hace rato que no estaban y se sorprendieron de cómo nos hemos ido adaptando a nuestro lugar, y hay quienes vinieron por primera vez, y quienes vinieron por otra vez, y quienes y quienes… Incluso hubo gatos y como hubo gatos, tuvo que haber también un ratón. Todo en su lugar. Chirimbolos y bagatelas para que no entre la muerte, o al menos para que se demore un poco antes de cansarse de encontrarnos.
¿Molinex, querido, te levantó un poco el ánimo el pollo con cilantro, apio y arroces? Cuando me iba te vi anclado en un sillón, espero que la noche te haya dado algo de alegría, la noche “redondita” como dijeron algunos, la noche de las letras del abecedario y las otras, que son el silencio y el esfuerzo.
Amigo Funeschi, como dijeron por ahí, la rompiste. Te agarré el cachete pero tenía ganas de darte un abrazo, no lo hice porque no quería invadirte la escena. Una crónica tiene sentido cuando deja de saberse qué es lo que está cronicando, y queda el piolín desnudo que sostiene el alma. Y ahí estabas vos, personaje sosteniendo a la persona.
Maese Levín, qué pollo raro el que hiciste, raro y fuertón, pura personalidad, lo que revela que cocinaste por purísimo placer (mal que les pese a los artesanganos), de la misma manera en que escribís y vivís (incluso a pesar de vos mismo cuando te querés hacer el gruñón). Así que bailamos todos al son del pollo y tu texto doliente y pachanguero.
Capitán Gorostiza, guitarreando se llega a la luna en un barco de papel, y uno de estos días el Nene Sombra se va a mostrar y va a ser más real que todos nosotros, y eso va a estar bien.Y a vos, Romero, ¿qué te puedo decir a vos, caravana? Todo es más fácil y más difícil cuando hay amor. Cuando los amores se mezclan y hay que aprender a combinarlos, a dejar que se combinen. Por suerte lo tenés a Maglier para enseñarte algunas cosas. Por suerte siempre hay tiempo para comerse un alfajor.
¿Y a la gente qué le digo? A la gente no le digo nada, la digo porque esa es la forma de dialogar con los muchos que somos. Decirnos un poco.
La gente, la gente que cada vez llega más tarde, como si supieran que una fiesta no tiene hora de inicio para no tener que tener hora de final. Nuestra pequeña trampa de algún viernes al mes, que nos permite seguir festejando y amontonando tiempo, para nosotros y para el que quiera compartirlo. Y hay quienes hace rato que no estaban y se sorprendieron de cómo nos hemos ido adaptando a nuestro lugar, y hay quienes vinieron por primera vez, y quienes vinieron por otra vez, y quienes y quienes… Incluso hubo gatos y como hubo gatos, tuvo que haber también un ratón. Todo en su lugar. Chirimbolos y bagatelas para que no entre la muerte, o al menos para que se demore un poco antes de cansarse de encontrarnos.
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